Calidad antes que cantidad

Durante más de 7 años trabajé en gestorías tradicionales. Veía lo mismo una y otra vez:
clientes tratados como números, asesorías que solo cumplían con el trámite, y cientos de autónomos pagando más impuestos de los que deberían.
Un día me dije: esto se puede hacer mejor. Hoy acompaño a autónomos y pymes para que paguen lo justo, tengan claridad y sientan la tranquilidad de que su negocio está en orden.

El miedo a Hacienda que desapareció en 24 horas

Pedro era fotógrafo de bodas. Lo suyo no eran los números, sino la creatividad. Pero cada vez que recibía un email con el asunto “Agencia Tributaria”, le entraba un sudor frío.

No dormía tranquilo. No sabía si su gestoría había presentado todo bien, si faltaba un documento o si esa notificación era el inicio de una multa.

Vivía con una sombra constante: el miedo a Hacienda.

El día que hablamos por primera vez me confesó:
—“Adrián, no quiero pagar menos ni hacer trampas. Solo quiero saber que todo está bien y que puedo dormir tranquilo.”

Lo entendí perfectamente. Así que diseñamos un sistema para él:

• Recordatorios antes de cada plazo.

• Declaraciones revisadas con margen.

• Respuestas garantizadas en menos de 24 horas.

Tres meses después me escribió un mensaje:

“Hoy me llegó una notificación de Hacienda. Antes me habría puesto a temblar. Esta vez la abrí con calma, porque sé que ahora tengo a una persona que se preocupa y responde ante los posibles problemas.

👉 La tranquilidad legal no tiene precio.

De ser un número más… a tener un asesor de confianza

Ana era abogada y llevaba una década con la misma gestoría.
Cada vez que tenía una duda ocurría lo mismo:

• Llamadas sin respuesta.

• Emails que tardaban días.

• Explicaciones llenas de tecnicismos que no entendía.

Un día, frustrada, me dijo:
—“Siento que soy un número más en su lista. Nadie me conoce, nadie me entiende.”

Cuando empezamos a trabajar juntos, decidí hacer algo diferente: escucharla. Le pedí que me contara cómo organizaba su día a día, qué le preocupaba y qué necesitaba realmente de un asesor.

Descubrimos que estaba perdiendo deducciones por pura falta de comunicación.
Le expliqué con ejemplos claros cómo podía deducir ciertos gastos. Y lo mejor: cada vez que tenía una pregunta, le respondía en el mismo día.

Al cerrar su primer trimestre conmigo, Ana me escribió:

“Nunca pensé que llevar la contabilidad pudiera darme paz. Ahora siento que tengo a alguien de mi lado, no a alguien al que solo le pago facturas.”

👉 La contabilidad puede ser fría, pero la asesoría debe ser cercana.

De pagar siempre a Hacienda… a recibir una devolución inesperada

Laura es diseñadora gráfica autónoma en Mallorca. Cada trimestre repetía el mismo ritual: mandaba todas sus facturas a la gestoría, esperaba unos días y recibía la llamada temida:

“Este trimestre toca pagar tanto”.
Nunca había vivido un trimestre sin pagar. Y lo peor: nunca le explicaban nada. Era como si Hacienda decidiera por ella y la gestoría solo pusiera un sello.

Cuando llegó a mí, me confesó: “Estoy cansada, siento que trabajo solo para pagar impuestos”.

Revisamos juntos sus gastos y descubrimos algo increíble: llevaba años sin aplicar deducciones que le correspondían. Parte del alquiler, la electricidad de su casa, internet, incluso su coche que usaba para visitar clientes.

Pero aun había mas... Laura había iniciado su actividad el año anterior y no había aplicado en su renta la reducción por inicio de actividad, algo que le implicaba una devolución de 500€ mas en su renta.

Ese año, por primera vez en su vida profesional, Hacienda le devolvió dinero.

Aún hoy me escribe para decirme: “Gracias, por fin siento que mi trabajo me rinde más”.

👉 Optimización Fiscal no es solo presentar papeles, es cambiar la vida de un autónomo.

De improvisar a tener un plan fiscal claro para crecer

Carlos dirigía una pequeña empresa de reformas. El negocio iba bien, tenía encargos constantes y clientes satisfechos.
Pero había un problema: nunca sabía cuánto iba a pagar en impuestos dentro de seis meses.

Esa incertidumbre le paralizaba. Cada vez que pensaba en contratar a un empleado o invertir en nueva maquinaria, lo frenaba la misma duda:
—“¿Y si luego Hacienda me cruje?”

El primer día que hablamos le propuse algo distinto: hacer un informe de previsión fiscal.
En él reflejamos lo que tendría que pagar el próximo trimestre, al semestre y al final del año.

Por primera vez, Carlos vio números claros. Supo qué podía gastar, cuánto ahorrar y dónde reinvertir.
Ese mismo año contrató a un nuevo trabajador, compró maquinaria y lo mejor de todo: durmió tranquilo.

Hoy, cada mes recibe un análisis de su flujo de caja. Ya no improvisa: toma decisiones con seguridad.

👉 No es solo llevar cuentas, es darle a tu negocio un plan para crecer.